La palabra “celulitis” suele generar un suspiro resignado y una mirada rápida al espejo. Es de esos temas que, aunque no nos guste admitirlo, preocupa a muchísimas personas (y más aún mujeres) sobre todo porque la sociedad se ha encargado de pintarla como un “defecto” que hay que eliminar a toda costa. Pero lo cierto es que la celulitis es algo mucho más común y natural de lo que pensamos.
Aun así, la inquietud por su aspecto no es ningún capricho: forma parte de la imagen corporal que cada persona proyecta y, para algunas, tenerla bajo control supone una mejora de autoestima. Por eso, en este artículo vamos a ir más allá de los tópicos y responder con claridad: ¿Qué es exactamente la celulitis?, ¿por qué aparece?, ¿Cómo saber si la tienes?, ¿es realmente preocupante?, y, sobre todo, ¿Qué se puede hacer para mejorar su aspecto?
Ay, la temida celulitis.
Su nombre técnico es lipodistrofia ginecoide, y se caracteriza por un aspecto irregular de la superficie de la piel, lo que solemos describir como “piel de naranja”. Esto ocurre cuando la grasa acumulada bajo la dermis empuja hacia arriba, mientras que las fibras de tejido conectivo tiran hacia abajo, creando esa textura con hoyuelos. Lejos de tecnicismos, podríamos decir incluso que la celulitis es más antigua que la tos, y que antes no se consideraba un defecto estético como ahora. De hecho, aparece en cuadros súper famosos en los que se retrataba a verdaderos iconos de la belleza de aquella época, si no, mírate algún cuadro de Rubens.
Sin embargo, la sociedad se ha hecho cargo de que la odiemos por encima de todo (además de otros “defectos” que también nos preocupan) pero debemos saber, que realmente no es preocupante, y que por desgracia para aquellos que la temen, es más común de lo que creemos.
Así es: la celulitis no es exclusiva de personas con sobrepeso. Puede aparecer en personas delgadas, atléticas, jóvenes o mayores. Sin ir más lejos, se calcula que afecta a más del 85 % de las mujeres después de la pubertad y, aunque también puede presentarse en hombres, es mucho menos frecuente debido a diferencias hormonales y en la estructura del tejido conectivo.
¿Por qué aparece?
La aparición de celulitis responde a una combinación de factores, y aquí la genética tiene mucho que decir. No obstante, hay otros elementos que influyen de manera notable:
- Factores hormonales.
Las hormonas femeninas, como el estrógeno, la insulina o la noradrenalina, intervienen en el desarrollo de la celulitis. El estrógeno, en particular, puede favorecer la retención de líquidos y la acumulación de grasa en zonas como muslos, glúteos y caderas.
- Genética.
Si tu madre, abuela o tías tienen celulitis, es bastante probable que tú también la desarrolles, ya que la predisposición hereditaria influye en la distribución de grasa, la elasticidad de la piel y la estructura del tejido conectivo.
- Alimentación y hábitos.
Una dieta rica en grasas saturadas, azúcares y sal puede favorecer la acumulación de grasa y la retención de líquidos, lo que empeora el aspecto de la piel. Del mismo modo, un estilo de vida sedentario reduce el tono muscular y dificulta la circulación, ambos factores que pueden potenciar la celulitis.
- Cambios de peso.
Las subidas y bajadas bruscas de peso pueden estirar y debilitar la piel, facilitando que la grasa se note más en la superficie.
- Otros factores.
El estrés, la deshidratación y la ropa demasiado ajustada que dificulta el retorno venoso también pueden influir en su aparición.
¿Cómo podemos saber si la tenemos?
Aunque su aspecto parece bastante evidente, lo cierto es que no aparece de la noche a la mañana como pensamos: la celulitis puede clasificarse en distintos grados, y saber reconocerlos ayuda a entender cómo tratarla:
- Grado 0: No se ve a simple vista ni al pellizcar la piel.
- Grado 1: No se nota en reposo, pero aparece al pellizcar la piel o contraer los músculos.
- Grado 2: Es visible incluso sin presionar la piel, especialmente al estar de pie.
- Grado 3: Es evidente tanto de pie como tumbada, con hoyuelos profundos y, a veces, sensación de dureza.
Una forma sencilla de comprobar si tienes celulitis es la “prueba del pellizco”: presiona suavemente la piel de muslos o glúteos entre los dedos. Si aparecen irregularidades o bultitos, probablemente tengas algún grado de celulitis.
¿Es preocupante?
Desde el punto de vista médico, la celulitis no es peligrosa. No causa dolor ni afecta directamente a la salud física (salvo en casos muy raros en los que está asociada a problemas circulatorios graves o inflamación crónica). El problema es, sobre todo, estético y emocional.
Muchas personas sienten incomodidad al mostrar ciertas partes de su cuerpo en verano, o evitan ropa ajustada por inseguridad. Esa parte emocional sí merece atención, porque puede afectar a la autoestima y la calidad de vida.
En resumen: no es peligrosa para tu salud, pero sí puede serlo para tu bienestar emocional si te genera inseguridad o malestar, así que vamos a ver cómo podemos poner fin a este problema.
Soluciones y tratamientos.
No existe una “cura” definitiva para la celulitis, pero sí podemos recurrir a múltiples y diferentes estrategias para reducir su aspecto y prevenir que empeore. La elección depende de tu presupuesto, tu tolerancia a ciertos procedimientos y tu constancia.
- Cambios en tu estilo de vida.
Antes de gastar dinero en tratamientos, es importante atacar los factores que pueden empeorar la celulitis:
- Mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables.
- Reducir el consumo de sal y azúcar para evitar retención de líquidos.
- Beber suficiente agua para mantener la piel hidratada.
Y no te olvides de practicar ejercicio regularmente, combinando cardio y tonificación muscular para mejorar la circulación y la firmeza.
- Cremas anticelulíticas.
Existen productos cosméticos formulados con cafeína, retinol o extractos vegetales que ayudan a mejorar la circulación y a reducir temporalmente el aspecto de la celulitis. No hacen milagros, pero aplicadas de forma constante, junto a masajes, pueden suavizar la piel.
El truco está en la constancia y la técnica: aplicar la crema con un masaje firme, haciendo movimientos circulares y ascendentes, para estimular el drenaje linfático.
- Masajes y drenaje linfático.
El masaje manual o con aparatos ayuda a movilizar líquidos y mejorar la circulación. El drenaje linfático es especialmente útil si la celulitis está asociada a retención de líquidos.
- Tratamientos estéticos.
Existen tratamientos estéticos que no son nada invasivos y que pueden ayudar; además, los expertos de la Clínica López Corcuera insisten en que son indoloros:
- Radiofrecuencia: Utiliza calor para estimular la producción de colágeno y mejorar la elasticidad de la piel.
- Ultrasonidos y cavitación: Ayudan a descomponer las células grasas, facilitando su eliminación por el organismo.
- Láser y luz infrarroja: Favorecen la circulación y la firmeza de la piel.
Estos tratamientos suelen requerir varias sesiones y resultados de mantenimiento.
- Tratamientos médico-estéticos más invasivos
Aquí entramos en el terreno de los procedimientos más “quirúrgicos” que se centran en eliminar grasa o modificar la estructura de la piel:
- Mesoterapia: Consiste en inyectar sustancias lipolíticas (que ayudan a disolver la grasa) en la zona afectada. Mejora la circulación y reduce el volumen localizado.
- Carboxiterapia: Inyección de dióxido de carbono bajo la piel para mejorar el flujo sanguíneo y romper las células grasas.
- Subcisión: Procedimiento en el que se cortan las fibras que tiran de la piel hacia abajo, suavizando la superficie.
- Liposucción asistida: Aunque no es un tratamiento específico para la celulitis, puede mejorar su aspecto en algunos casos al reducir la grasa subcutánea.
Es fundamental acudir a centros de confianza y profesionales cualificados, ya que estos procedimientos requieren conocimientos médicos y control de posibles efectos secundarios.
La importancia de las expectativas.
Algo que debes tener claro es que ningún tratamiento eliminará por completo la celulitis de forma permanente. Los resultados dependen de tu genética, tu edad, tu estilo de vida y del mantenimiento que hagas después.
Sin embargo, sí es posible lograr una piel más lisa, mejorar su elasticidad y reducir notablemente el aspecto irregular: lo ideal es combinar cambios en la alimentación y el ejercicio con tratamientos tópicos o estéticos, según tu objetivo y tu presupuesto.
Mitos comunes sobre la celulitis.
Para cerrar, es importante desmontar algunas creencias erróneas:
- “Solo la tienen las personas con sobrepeso”: Falso. La celulitis no discrimina por peso.
- “Se quita solo con ejercicio”: El deporte ayuda, pero no la elimina por completo si no se acompaña de otros cuidados.
- “Las cremas la eliminan definitivamente”: No, pero sí pueden mejorar su aspecto temporalmente.
- “Es un problema de mala higiene”: Totalmente falso. La celulitis no tiene nada que ver con la limpieza personal.
Así que recuerda:
Por más que te afecte, la celulitis no define tu valor, ni tu belleza, ni tu salud. Si decides tratarla, que sea porque tú lo quieres, no por presión externa.
Recuerda que más allá de las cremas, masajes y tratamientos, lo más importante es mantener hábitos que favorezcan tu salud general: moverte, comer bien, descansar y, sobre todo, hablarte con cariño cuando te mires al espejo.
Una piel más lisa podrá hacerte sentir mejor, sí, pero la verdadera seguridad viene de aceptarte y cuidarte, con o sin celulitis.