Si vas a reformar o a construir tu local desde cero, cuenta con asesoramiento

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¿Alguna vez te has planteado abrir tu propio local o darle un cambio radical al que ya tienes? Bueno, pues antes de dejarte llevar por la ilusión, déjame decirte que vale la pena pararse un momento y preguntarse: ¿de verdad tienes claro todo lo que implica meterse en una obra?

La mayoría piensa en cómo quedará la decoración, qué muebles pondrán o qué ambiente quieren crear. Está genial tener esa visión, pero ¿qué pasa con lo que no se ve? Los permisos, la distribución real del espacio, las instalaciones eléctricas o de agua, los plazos de obra… Son detalles que a primera vista parecen secundarios, pero que pueden marcar la diferencia entre un proyecto que fluye y uno que se convierte en un dolor de cabeza interminable. Si conocieras la cantidad de gente que empieza ilusionada y acaba agobiada porque no se asesoró a tiempo, te lo pensarías dos veces antes de lanzarte sin ayuda.

¿Quieres que tu local sea un sueño cumplido o un pozo de problemas y gastos imprevistos? La decisión empieza mucho antes de la primera piedra.

 

Los problemas empiezan antes de la primera piedra

Lo curioso es que mucha gente cree que los líos aparecen cuando empieza la obra, pero la verdad es que los primeros errores surgen incluso antes. Y aquí es donde he visto a varias personas hundirse sin haberse dado cuenta.

Un ejemplo claro: la burocracia. Permisos, licencias, normativas de seguridad, accesibilidad… La lista es infinita. Mucha gente subestima lo que puede tardar conseguir un simple papel. Y cuando lo hacen mal o no lo tienen a tiempo, se paran los trabajos. Eso significa perder dinero, porque el local sigue sin funcionar y, además, hay gastos que siguen corriendo.

Construalia, que trabajan con proyectos residenciales y comerciales en Barcelona, nos comentan que, antes de poner un ladrillo, hay que asegurarse de que toda la parte legal y funcional está cubierta. Su consejo es muy directo: “no empieces una obra sin haber revisado bien licencias, normativas de accesibilidad y viabilidad del proyecto. Si te saltas ese paso, lo más probable es que te frenes en seco: faltarán permisos, harás informes mal hechos o te encontrarás con una norma que no permite eso en lo que estabas pensando construir. Eso significa perder tiempo, gastar más dinero y acabar con la cabeza hecha un lío. Por eso, lo mejor es que te deses asesorar con un experto en el sector de la construcción que te ayude en todo el proceso.

Eso ahorra tiempo, dinero y disgustos.

 

Durante la obra

Cuando por fin se supera la parte del papeleo, llega la obra. Y aquí, sinceramente, es donde más problemas salen. Lo típico: que el presupuesto inicial se queda corto, que aparece una pared que nadie sabía que estaba ahí, que el suelo no aguanta lo que tenías en mente, o que el electricista te dice a mitad de la obra que hay que rehacer toda la instalación.

Un ejemplo real de lo que puede pasar si no te asesoras bien ocurrió en Ciutat Vella, Barcelona. El Ayuntamiento inspeccionó más de 100 terrazas de bares y restaurantes y encontró que casi todas tenían alguna infracción, desde no tener licencia hasta ocupar espacio público de forma irregular. Esto demuestra que, si no cuentas con alguien que conozca las normativas y los permisos necesarios, puedes enfrentarte a sanciones, retrasos y problemas legales que podrían haberte evitado con un poco de asesoramiento profesional.

El punto es que, sin asesoramiento profesional desde el principio, uno no sabe qué revisar, qué preguntar o qué exigir. Porque los problemas no son solo técnicos, también son de organización. Si no hay alguien que coordine todo, la obra se convierte en un caos: unos terminan tarde, otros no saben qué hacer, y se acumulan retrasos que se podrían evitar con una planificación clara.

Por eso, aunque parezca que contratar asesores o especialistas es gastar más dinero, al final es justo lo contrario. Es invertir para que el proyecto salga bien y sin sobresaltos.

 

Los costes ocultos que acaban reventando el presupuesto

Otro punto del que casi nadie habla son los costes ocultos. Todo el mundo piensa que lo más caro es pagar la obra, pero la verdad es que los gastos extra son los que destrozan el presupuesto.

Ejemplo real: en Málaga, el gimnasio del colegio público Parque Clavero fue clausurado en 2007 debido a quejas de los vecinos por el ruido excesivo generado durante las actividades escolares. La falta de insonorización adecuada llevó a la denuncia por parte de residentes cercanos, lo que resultó en la paralización del uso del gimnasio. Recientemente, el Ayuntamiento ha licitado obras para acondicionar acústicamente el gimnasio, con una inversión de 47.453 euros. Las actuaciones incluyen la instalación de carpinterías exteriores y un sistema de ventilación para reducir el nivel de ruido aéreo emitido durante el horario lectivo.

Aquí es donde entra otra vez la importancia de un buen asesoramiento. No es solo que te ayuden a cumplir con la ley, sino que te hagan ver todo lo que vas a tener que gastar antes de que te metas en la obra. Porque de nada sirve empezar con un presupuesto ajustado si en el camino aparecen gastos que duplican la inversión.

Y lo peor es que, cuando eso pasa, mucha gente acaba parando las obras o recortando en cosas importantes. Eso se traduce en locales que abren a medias, con instalaciones cutres, y que a los pocos meses ya tienen problemas.

 

Después de la obra también hay sorpresas

He visto casos de locales que, tras inaugurar, se han dado cuenta de que la distribución no era práctica. Cocinas demasiado pequeñas, almacenes incómodos, baños mal situados. Todo porque durante el diseño inicial nadie pensó en cómo se iba a usar el espacio en la práctica. Son errores que pueden parecer pequeños mientras planificas, pero que al final terminan afectando la operatividad del negocio y la experiencia de los clientes.

Otro ejemplo real ocurrió en Málaga, en una churrería del distrito de Carretera de Cádiz. El Ayuntamiento ordenó su cierre en junio de 2025 porque el local presentaba graves deficiencias: no tenía campana extractora en la freidora, lo que representaba un riesgo de incendio y humo, los baños no estaban adaptados, y algunas instalaciones de seguridad contra incendios no cumplían la normativa. Los inspectores municipales detectaron que el sótano no podía ser revisado y, tras una primera advertencia, al no corregir las fallas, la churrería fue clausurada hasta que cumpliera completamente con la normativa.

Este caso demuestra que si no cuentas con asesoramiento profesional desde el principio, los problemas pueden acabar obligándote a cerrar, haciéndote perder dinero y pasar un mal rato.

La moraleja es clara: el asesoramiento no es solo para antes o durante la obra, sino también después. Contar con expertos asegura que tu local funcione correctamente, cumpla la normativa y evite cambios inesperados que te hagan gastar tiempo y dinero extra. Revisar cada detalle técnico y funcional del espacio es la única manera de abrir con tranquilidad y seguridad.

 

La presión emocional de hacerlo sin ayuda

Montar un local es el sueño de mucha gente, pero si lo haces sin ayuda, puede convertirse en un auténtico lío. Estrés, discusiones con socios, ansiedad por no llegar a tiempo, noches en vela pensando en problemas que no saben cómo resolver. Todo eso por intentar ahorrar dinero evitando el asesoramiento de alguien con experiencia, que ya ha pasado por lo mismo muchas veces y sabe cómo manejar los obstáculos.

Cuando no tienes a alguien que te guíe, cada decisión se siente como un riesgo gigante. No sabes si estás haciendo lo correcto, te cuestionas todo y acabas agotado antes de abrir siquiera las puertas del local. Se puede perder la motivación y la ilusión muy rápido.

Con apoyo profesional, la situación cambia mucho. Los problemas siguen existiendo, claro, pero se gestionan de otra manera. No tienes que cargar tú solo con todo, ni improvisar en cada detalle. Tener a alguien que te aconseje ayuda a planificar los tiempos, prever imprevistos y tomar decisiones con seguridad. También reduce el estrés y la ansiedad, y hace que el proceso de abrir un negocio sea mucho más llevadero y controlable, sin que la ilusión se pierda antes de empezar.

 

Construir o reformar un local es una experiencia intensa

La gente piensa que se ahorra dinero haciéndolo todo por su cuenta, pero en la práctica casi nunca sale bien.La verdad es que lo más inteligente es rodearse de verdaderos profesionales que sepan más que uno. Es mejor preguntar diez veces a alguien que sepa mucho del tema antes que tener que reparar algo después.

Y si hay algo que me ha dejado claro ver todas estas experiencias de gente cercana es que no importa si el local es grande o pequeño, si es un bar, una tienda o un gimnasio. Lo que importa es no lanzarse sin asesoramiento. Esa es la única manera de asegurarse de que el sueño no se convierta en una pesadilla.

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