Imagina un mundo donde cada día es diferente, donde no existe la monotonía y donde cada reto pone a prueba tu ingenio y tu capacidad de reacción. Eso es organizar eventos. No es un trabajo de oficina con horarios fijos ni un camino predecible. Es resolver problemas sobre la marcha, coordinar cientos de detalles y convertir ideas en experiencias inolvidables.
A veces es un caos, sí, pero también es pura emoción. Porque no hay nada como ver a la gente disfrutar de algo que, en un principio, solo existía en tu cabeza.
Y ahí es cuando recuerdas por qué lo haces.
¿Qué estudiar?
Para entrar en este mundo no hay un camino único.
Puedes formarte en organización de eventos, producción audiovisual, marketing, comunicación o incluso administración de empresas. Todo depende del tipo de eventos en los que quieras especializarte y de qué parte del proceso te interese más.
Hay cursos específicos en gestión de eventos que pueden darte una base sólida, pero lo más importante es la práctica. Nadie aprende a manejar la presión de un evento desde un aula. Así que si tienes la oportunidad de hacer prácticas, colaborar en festivales o incluso montar pequeños eventos por tu cuenta, hazlo. La experiencia es clave.
De qué tipos de eventos encargarte
Cuando hablamos de eventos, hablamos de un abanico enorme de posibilidades. Puedes especializarte en:
- Conciertos y festivales: Logiticket, una plataforma de venta de entradas para conciertos y un espacio que da visibilidad a los eventos y facilita la compra de entradas, nos explican que estos eventos son de los más complicados de organizar, pero también son de los más espectaculares de ver. Implican gestión de artistas, permisos, producción técnica y mucha coordinación.
- Eventos corporativos: Lanzamientos de productos, conferencias, reuniones de empresa… Son eventos más controlados pero igualmente exigentes.
- Bodas y celebraciones privadas: La clave aquí es la personalización y la atención al detalle. Cada cliente quiere algo único y perfecto.
- Ferias y exposiciones: Requieren una logística cuidada y contacto con muchos proveedores y empresas.
- Deportes y competiciones: Desde pequeños torneos locales hasta grandes campeonatos. Hay mucho trabajo detrás, desde permisos hasta coordinación de equipos.
Lo ideal es probar distintos tipos de eventos al principio y ver cuál encaja mejor contigo.
¿Qué habilidades necesitas para ello?
Tienes que ser una persona con nervios de acero y con una capacidad de resolución de problemas fuera de lo común.
Estas son algunas habilidades clave:
- Organización y planificación: Si no eres metódico, te costará mucho sobrevivir en este mundo. Hay que llevar control de presupuestos, proveedores, tiempos…
- Gestón del estrés: En un evento, siempre hay imprevistos. Lo importante es cómo los resuelves.
- Habilidades de comunicación: Vas a tratar con clientes, equipos técnicos, artistas, empresas… Saber negociar y expresarte bien es fundamental.
- Creatividad: Para diferenciarte y ofrecer algo nuevo a cada cliente.
- Capacidad de liderazgo: Un evento tiene muchas piezas en movimiento. Ser capaz de coordinar equipos y tomar decisiones rápidas es clave.
Cuánto trabajo hay en este sector
En este sector no existe la rutina. No hay horarios fijos, no hay días predecibles y cada proyecto es un mundo. Hay épocas en las que no tendrás ni un respiro y otras en las que todo irá más mucho más relajado.
- Si organizas conciertos, festivales o eventos al aire libre, prepárate para un verano de locura.
- Si te especializas en eventos corporativos, el final del año será tu mayor pico de trabajo, con cenas de empresa, lanzamientos y reuniones estratégicas a toda máquina.
Lo bueno de este sector es que siempre hay demanda
Bodas, congresos, ferias, presentaciones, espectáculos… el mundo no deja de moverse y alguien tiene que estar ahí para hacer que siga moviéndose. Si eres de los que se mueven bien, las oportunidades nunca faltan. Pero ojo, la estabilidad no es su punto fuerte. Si trabajas para una agencia, tendrás la tranquilidad de un sueldo fijo, pero si decides ir por libre, habrá meses brillantes y otros en los que tocará apretarse el cinturón.
Y luego está el ritmo de trabajo. Aquí no hay jornada de 9 a 5 ni fines de semana sagrados. Los días clave significan jornadas maratonianas, muchas veces hasta la madrugada para que todo salga perfecto. Y cuando crees que puedes respirar, aparece un imprevisto que lo cambia todo.
Pero si disfrutas con la creatividad y el contacto con la gente, esta profesión puede ser de lo más emocionante. Ahora bien, si prefieres la estabilidad y los horarios cómodos, quizá este no sea el camino más adecuado.
¿Es un sector bien pagado?
Depende. Como en muchos trabajos, aquí hay quien gana muy bien y quien apenas llega a fin de mes. Todo depende de la experiencia, la especialización y el tipo de eventos que organices.
Si empiezas en una agencia
Lo más normal es que el sueldo sea tirando a normalito, sobre todo al principio. Es un sector exigente, y los primeros años suelen ser de mucho esfuerzo sin grandes recompensas económicas. Pero si aguantas el ritmo y te haces un nombre, las cosas cambian.
Los organizadores de eventos de alto nivel pueden ganar auténticas fortunas, sobre todo si se encargan de festivales multitudinarios, eventos de lujo o encuentros corporativos para grandes empresas. Aquí los presupuestos se disparan y las comisiones pueden ser muy jugosas. También hay nichos muy rentables: bodas exclusivas, presentaciones de marcas de lujo, eventos internacionales… Si logras posicionarte en este tipo de mercados, las ganancias pueden ser realmente atractivas.
Si trabajas por cuenta propia
Todo dependerá de cuántos eventos organices y de su nivel. Un evento pequeño puede dejarte un beneficio decente, pero si consigues clientes fijos o contratos con grandes compañías, la historia cambia. Eso sí, no hay que olvidar los gastos: personal, proveedores, alquileres, permisos… Si no gestionas bien los números, puedes trabajar mucho y ganar poco.
Más allá del dinero, hay algo que pesa mucho en este sector: la reputación. Aquí el boca a boca es ley. Si haces bien tu trabajo, los clientes te recomendarán y podrás subir tus tarifas. La clave está en especializarse, ser creativo y, sobre todo, saber reaccionar ante los imprevistos. Si te haces un nombre, este sector puede darte muchas alegrías.
Pero si te quedas en la base, será un trabajo exigente con un sueldo que, sin ser malo, tampoco te hará millonario.
¿Es mejor trabajar solo o con otro socio?
Depende de cómo seas y de lo que busques.
Trabajar solo tiene su encanto: tomas tus propias decisiones, organizas el trabajo a tu manera y no tienes que consultar con nadie. Pero también significa que toda la carga recae sobre ti. Si hay problemas, los resuelves tú. Si hay que buscar clientes, lo haces tú. Y si un evento sale mal, eres el único responsable.
Un socio puede ser una gran ventaja, siempre que sea el adecuado. Si os complementáis bien, repartís las tareas y tenéis una visión similar, todo será mucho más llevadero. Mientras uno se encarga de la parte creativa, el otro puede ocuparse de la gestión. O mientras uno negocia con proveedores, el otro se centra en los clientes. En los momentos de estrés, tener a alguien con quien compartir el peso del trabajo puede marcar la diferencia.
Pero ojo, porque no todo es tan bonito. Si no hay buena comunicación, pueden surgir problemas. Diferencias en la forma de trabajar, desacuerdos sobre inversiones o incluso conflictos personales pueden acabar haciendo más daño que bien. Por eso, si decides asociarte con alguien, asegúrate de que compartís objetivos, valores y maneras de hacer las cosas. Y lo más importante: dejadlo todo por escrito desde el principio. Reparto de beneficios, responsabilidades, qué pasa si uno quiere salirse del negocio… Mejor prevenir que lamentar.
Entonces, ¿trabajar solo o con un socio?
- Si te gusta el control total y no te asusta la carga de trabajo, adelante en solitario.
- Si prefieres compartir responsabilidades y cuentas con la persona adecuada, un socio puede ser un gran apoyo.
Lo importante es elegir bien y, pase lo que pase, estar preparado para lo que venga.
Consejos finales
Si de verdad quieres hacer de los eventos tu forma de vida, aquí van algunos consejos:
- Empieza con lo que tengas: No necesitas un gran capital. Puedes empezar organizando pequeños eventos y creciendo poco a poco.
- Haz contactos: En este sector, las relaciones son clave. Conoce proveedores, artistas, empresas, todo el mundo con el que puedas trabajar en el futuro.
- Aprende de los errores: No hay evento sin imprevistos. Lo importante es aprender de cada situación.
- Diferénciate: Encuentra algo que te haga especial. Puede ser tu atención al detalle, el tipo de eventos que organizas o la experiencia que ofreces.
- No te rindas a la primera: Hay días duros, clientes complicados y eventos que parecen imposibles. Pero si te gusta este mundo, vale la pena.
Hacer de los eventos tu forma de vida es posible, pero no es un camino fácil
Requiere dedicación, esfuerzo y una gran pasión por lo que haces. Pero si disfrutas viendo a la gente pasarlo bien gracias a tu trabajo, todo el esfuerzo tiene sentido. Así que si estás pensando en lanzarte a este mundo, mi consejo es claro: atrévete.
No hay dos días iguales y siempre hay algo nuevo que aprender.
Y eso, al menos para mí, hace que todo valga la pena.