Externalizar la gestión de los impuestos de nuestro negocio es una buena idea

Ser emprendedor es una carrera de fondo que no todo el mundo es capaz de desarrollar. Hace falta tener una idea que creamos que puede ser rentable, una manera clara de desarrollar el día a día y, sobre todo, grandes dosis de paciencia para resolver todo el trabajo y para superar los momentos difíciles, que siempre los va a haber y que hay que gestionar con tranquilidad. Desde luego, no todo el mundo tiene una conjugación de todas estas cosas, pero en España sí que hay ejemplos de emprendedores que han sido capaces no solo de tener todo eso, sino también de superar todos los obstáculos que han ido apareciendo en el camino.

Las cosas son particularmente difíciles cuando estamos dando nuestros primeros pasos y no somos una empresa demasiado grande. De hecho, el riesgo de desaparición del negocio es mucho mayor durante los tres primeros años de su existencia por el hecho de que somos una empresa pequeña en ese momento y porque quizá no contemos con todos los recursos necesarios para desempeñar todas las acciones que desde la Dirección de la empresa se deben asumir. Pedir ayuda es algo que debemos considerar siempre y que va a ser necesario para salir adelante. Y no podemos permitirnos el lujo de no hacerlo.

Una de las cosas que suelen ofrecer más problemas en lo que tiene que ver con la gestión de la empresa son los impuestos. Ya sabéis que hay una barbaridad de pagos que realizar ante Hacienda y que el desconocimiento de esos impuestos o de la manera de gestionarlo no nos exime de pagarlos. Si no lo hacemos, ya sabéis a lo que nos podemos exponer: una sanción que nos descabale todo el presupuesto del año. El cuidado que hay que tener con estos asuntos es máximo. No puede haber un solo despiste.

En una noticia publicada en la página web del diario El Economista, se destaca que la presión fiscal que soportan las empresas de nuestro país es 4 puntos más grande que las de la Unión Europea. Esto es algo que tendría que hacérselo mirar el sector público de este país, pero lo cierto es que las empresas no pueden hacer otra cosa que permanecer al tanto del pago de todos los impuestos y no saltarse nada en este sentido porque las consecuencias, como decimos, pueden ser realmente perjudiciales para sus intereses.

Una noticia publicada por El País también desvela algunas de las cifras que tienen que ver con esta materia. En concreto, asegura que menos del 15% de la liquidez de las empresas se dedica al pago de los impuestos. Si bien no es un porcentaje realmente extraordinario, sí que es verdad que, tal y como se apunta en la noticia, es el más alto, por delante del pago a los proveedores. De hecho, la suma total de las grandes empresas en este sentido llega casi hasta los 80.000 millones de euros. No estamos hablando de poco dinero, como ya podéis comprobar.

Para la recaudación de todo ese dinero (y también del de las pequeñas empresas), Hacienda tiene un sistema que es infalible. Nadie se va a quedar sin pagar lo que le corresponde, así que es mejor que cumplamos con nuestras obligaciones. Debemos instaurar en nuestro negocio una manera de trabajar que haga posible que no se nos vaya nada de la cabeza y, como antes decíamos, muchos pequeños o medianos negocios se decantan por la posibilidad de pedir ayuda a una asesoría que se encuentre especializada en una materia como lo son los impuestos. Hemos charlado de este tema con los amigos de Crowe, especializados no solo en impuestos, sino también en otros como asesoría, planificación estratégica o integración tecnológica, y nos han señalado una serie de beneficios que van asociados a obtener ayuda para la gestión de los impuestos.

Tranquilidad 

Este es el valor que mejor resume el hecho de tener asesoría para gestionar todo el tema de los impuestos. Para un emprendedor, todo lo que tiene que ver con la tranquilidad está bien visto y es necesario para que los diferentes planes y proyectos salgan como esperamos que salgan. Ya sabréis que todos los emprendedores desean un aspecto como lo es la certidumbre, el saber a qué se pueden enfrentar. Pues esa certidumbre está muy relacionada con la tranquilidad.

Tiempo 

En muchos aspectos de la vida, el tiempo es lo que más vale. Y es algo que realmente no se puede comprar con dinero. Por mucho dinero que tengamos, el tiempo no nos lo devuelve nadie y lo vamos gastando poco a poco sin que tengamos la posibilidad de revertir esa situación. Y eso, desde el punto de vista empresarial, es un factor que debemos tener siempre en consideración. Y es que el tiempo es oro también en el mundo de los negocios, en el que llegar un minuto tarde a cualquier tendencia o acción nos puede deparar problemas.

Cuando se externaliza un servicio como el de la gestión de los impuestos, lo que estamos consiguiendo es que podamos disponer del tiempo suficiente como para gestionar las actividades por las cuales nos vamos a ganar la vida. Se invirtiéramos demasiado tiempo en gestiones burocráticas como las que tienen que ver con la gestión de los impuestos, es bastante probable que tuviéramos menos tiempo del que realmente necesitamos para pensar en los productos y servicios que vendemos a los clientes y por los cuales vamos a obtener los ingresos necesarios para que la empresa consiga una reputación y unos ingresos.

Organización 

Cuando tenemos la posibilidad de externalizar algunos servicios y podemos centrarnos en el resto del trabajo que tiene que ver con la gestión de nuestra empresa, también conseguimos ganar en organización. Cuantas menos cosas haya en nuestra cabeza, más opciones hay de conseguir organizarse. Lógicamente, todo lo que tenga que ver con los impuestos nunca va a desaparecer de nuestra cabeza por completo, pero es verdad que, si la gestión depende de una asesoría, vamos a permitir que la cabeza y la agenda se liberen en parte y podamos hacer hueco para otras cosas… o dedicarle más tiempo a las que ya realizamos. Y eso es muy importante.

No nos cabe la menor duda de que los emprendedores españoles son conscientes de lo importantes que resultan los asuntos de los que hemos hablado y que están haciendo todo lo posible por incorporarlos a su día a día para ganar en eficacia y eficiencia. Este es uno de los secretos que hacen de nuestro país uno de los que más competitivo está resultando ser en los últimos tiempos tanto a nivel europeo como global. Decisiones como externalizar alguna de las actividades de las que debe estar pendiente un director son relevantes y tienen una incidencia brutal en el día a día del negocio. Nunca hay que eliminar de raíz esa posibilidad porque puede tener implicaciones de lo más positivas para nuestro negocio.

Lógicamente, la situación cambia si la empresa que se dirige es de grandes proporciones. Si es así, lo más normal es que haya un equipo propio especializado en asuntos como la facturación o la contabilidad que esté especializado en impuestos y que se encargue directamente de estos asuntos. Pero ojo, que disponer de ese equipo no necesariamente quiere decir que no tengamos que apostar por la externalización porque esta siempre nos puede venir de perlas para terminar de asegurar que no hay ningún impuesto que se nos vaya a pasar de largo, algo básico para tratar de ser fiables y que no haya sorpresas negativas.

A nadie le cabe ninguna duda de que, aunque hemos hablado de los impuestos, esta situación se puede producir por muchas más cosas. Las empresas necesitan tener un conocimiento sobre todo tipo de legislaciones: laboral, civil… y es necesario que también estemos permanentemente al tanto de estas cosas para que no haya nada con lo que estamos incumplimiento, incluso sin saberlo. Hay que tener profesionales especializados en estas materias y, en caso de no disponer de ellos, conseguir un servicio que nos pueda proporcionar ayuda de tal modo que no nos quedemos al margen. Porque lo peor que le puede ocurrir a una empresa es siempre quedarse al margen de todo lo que las demás entidades de su entorno sí realizan con éxito. Ese es el peor indicador posible, el que nos diría que estamos haciendo las cosas rematadamente mal. No nos podemos permitir que sea así.

Debemos tener muy claro todo lo que podemos conseguir con una organización clara de todas las tareas y los aspectos positivos que se encuentran directamente conectados con la posibilidad de externalizar una actividad que se debe desarrollar desde la empresa. La organización siempre es la base del éxito y no podemos minusvalorarla porque eso sería lo peor que podríamos hacer, el error más grave que podríamos acometer de cara a sacar el máximo rédito de cada hora, cada minuto y cada segundo de trabajo.

 

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