Importar productos desde otros países es una actividad que puede parecer sencilla a primera vista, pero cuando uno se adentra en el proceso, se da cuenta de que hay muchos factores a tener en cuenta. Esta práctica implica tanto seleccionar un producto y enviarlo a nuestro país, como requerir un conocimiento profundo de normativas, trámites aduaneros, gastos, y más. Así que, si estás pensando en importar productos desde el extranjero, te cuento todo lo que debes tener en cuenta.
Investiga las normativas del país de origen y destino.
El primer paso antes de hacer una importación es investigar las normativas tanto del país desde el que deseas importar como del país de destino. No todos los productos son aptos para ser importados a España, y es fundamental asegurarse de que lo que quieres traer cumple con las leyes locales.
Por ejemplo, hay productos que están restringidos o prohibidos, como ciertos alimentos, plantas o animales exóticos. También hay productos que requieren certificados especiales o que deben cumplir con normativas específicas de seguridad, etiquetado, o sanidad. Un ejemplo claro es el caso de los juguetes, que deben cumplir con la normativa europea de seguridad infantil antes de poder ser vendidos en España.
Además, debes estar al tanto de las restricciones en el país de origen, puesto que no todos los países permiten la exportación de ciertos bienes, ya sea por razones de seguridad nacional, protección de la biodiversidad o cuestiones culturales.
Conoce las tarifas y los impuestos de importación.
Cuando se importa un producto, además del precio que pagas al proveedor, hay que tener en cuenta las tarifas e impuestos de importación que se aplican en España, que pueden variar según el tipo de producto, su valor y su origen.
En la Unión Europea, los productos importados desde fuera del bloque suelen estar sujetos a aranceles, que son impuestos que se aplican sobre el valor del producto. Estos aranceles pueden ser un porcentaje del valor del bien, o una cantidad fija por unidad. Es importante conocer bien el arancel aplicable a tu producto para no llevarte sorpresas.
Además de los aranceles, también está el IVA de importación, que se debe pagar en función del valor del producto y los gastos de transporte. Este impuesto es similar al IVA que pagamos al comprar un producto en España, pero en este caso se aplica sobre el precio de importación.
Selecciona proveedores confiables.
Uno de los aspectos más delicados al importar productos es la selección del proveedor. No es lo mismo comprar en una tienda local que hacerlo a miles de kilómetros de distancia, donde no puedes ver el producto ni conocer al vendedor en persona.
Para minimizar riesgos, es fundamental investigar a fondo a los proveedores antes de hacer cualquier compra. Busca referencias, opiniones de otros compradores y verifica la existencia de la empresa. Plataformas como Alibaba o Global Sources son muy útiles para buscar proveedores, pero no te confíes solo con la información que encuentres ahí, es recomendable pedir muestras del producto antes de realizar un pedido grande, para asegurarte de que cumple con tus expectativas.
Por otro lado, es aconsejable establecer un contrato de compra con el proveedor, donde se especifiquen claramente las condiciones de la venta, como el precio, la cantidad, los plazos de entrega y las condiciones de pago. Este contrato te servirá de respaldo en caso de que haya algún problema.
Comprueba la logística y el transporte.
El transporte es uno de los puntos clave en el proceso de importación. Elegir el medio de transporte adecuado depende de varios factores: el tipo de producto, el volumen de la mercancía, el tiempo de entrega y, por supuesto, el presupuesto.
Los principales medios de transporte internacional son el marítimo, el aéreo y el terrestre. El transporte marítimo es ideal para grandes volúmenes y mercancías pesadas, ya que suele ser más económico, aunque los tiempos de entrega son más largos. El transporte aéreo, por otro lado, es más rápido, pero también más caro, por lo que es adecuado para productos de alto valor o cuando el tiempo es un factor crítico. El transporte terrestre se utiliza generalmente para envíos dentro del mismo continente.
Es importante también tener en cuenta la gestión aduanera, que es el proceso mediante el cual la mercancía pasa por las aduanas del país de origen y del país de destino. Este proceso conlleva la presentación de documentos, el pago de aranceles e impuestos y la inspección de la mercancía. Si no estás familiarizado con estos trámites, desde Star Cargo recomiendan contratar a un agente de aduanas, que se encargue de gestionar todo el papeleo y asegurarse de que la mercancía cumple con todas las normativas.
Compara los seguros.
A la hora de importar productos, es esencial contar con un seguro que cubra los posibles riesgos durante el transporte, ya que pueden sufrir daños, robos o incluso perderse durante el envío, y sin un seguro adecuado, podrías sufrir importantes pérdidas económicas.
Existen diferentes tipos de seguros de transporte, que cubren tanto daños físicos como retrasos en la entrega. El seguro de todo riesgo es el más completo, puesto que cubre la mayoría de los posibles incidentes, aunque también es el más caro. Si tu presupuesto es ajustado, puedes optar por un seguro más básico que cubra solo los daños más comunes.
Domina los métodos de pago internacionales.
Al tratarse de transacciones internacionales, los métodos de pago pueden variar según el proveedor y el país de origen, por lo que es importante conocer las diferentes opciones para elegir la que mejor se adapte a tus necesidades y te ofrezca mayor seguridad.
Los métodos de pago más comunes en el comercio internacional son la transferencia bancaria, la carta de crédito, el pago por adelantado y el pago contra reembolso. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes, y la elección dependerá del nivel de confianza que tengas en el proveedor y del valor de la transacción.
La transferencia bancaria es una opción segura y ampliamente utilizada, aunque puede tener comisiones elevadas y el dinero tarda unos días en llegar al destinatario. La carta de crédito es más segura, ya que el banco actúa como intermediario y garantiza el pago solo cuando el proveedor cumple con todas las condiciones del contrato. Sin embargo, es un método más complejo y caro, por lo que suele utilizarse para transacciones de gran valor.
El pago por adelantado es la opción más arriesgada para el comprador, ya que se paga antes de recibir la mercancía. No obstante, algunos proveedores pueden ofrecer descuentos si se elige esta opción. El pago contra reembolso, por otro lado, permite pagar cuando se recibe la mercancía, lo que reduce el riesgo para el comprador, pero no siempre está disponible en todas las transacciones internacionales.
Controla la calidad de los productos.
Uno de los grandes retos al importar productos es garantizar que la calidad de los mismos cumpla con tus expectativas. Cuando se compra a distancia, puede ser difícil verificar la calidad de los productos, y un error en este sentido puede suponer un gran problema.
Para evitar sorpresas desagradables, es recomendable realizar controles de calidad antes y después del envío. Antes de la producción, puedes acordar con el proveedor que te envíe una muestra del producto para verificar que cumple con tus requisitos, permitiéndote comprobar la calidad del material, el acabado, las dimensiones y cualquier otro aspecto que consideres importante.
Después de la producción, es aconsejable realizar una inspección de la mercancía antes de que salga del país de origen. Para ello, puedes contratar a una empresa especializada en inspección de calidad que verifique el estado de la mercancía en fábrica, antes de que sea empaquetada y enviada. Esta inspección puede ser una simple revisión visual o pruebas más exhaustivas, dependiendo del tipo de producto.
Al recibir la mercancía en España, también es importante hacer un control de calidad para asegurarse de que todo está en orden y no ha sufrido daños durante el transporte. Si detectas algún problema, debes comunicarlo inmediatamente al proveedor y a la empresa de transporte, para gestionar una posible reclamación.
Establece una política de devoluciones.
En el comercio internacional, las devoluciones pueden ser caras y complicadas, por lo que es importante establecer unas condiciones claras desde el principio.
Lo ideal es que el contrato de compra incluya una cláusula de devoluciones, donde se especifique bajo qué circunstancias se puede devolver la mercancía y quién asume los gastos de envío. Algunas empresas aceptan devoluciones solo si la mercancía está defectuosa o no cumple con las especificaciones acordadas, mientras que otras permiten devoluciones por cualquier motivo, aunque el comprador debe asumir los gastos de envío.
En caso de que el proveedor no acepte devoluciones, es fundamental estar al tanto de esta condición antes de realizar la compra, para no llevarse sorpresas desagradables más adelante. Una alternativa es negociar con el proveedor la posibilidad de cambiar los productos defectuosos por otros en buen estado, en lugar de devolverlos.